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Guía de migración a la nube

La nube representa una auténtica revolución para el mundo de las organizaciones. ¿Por qué? Porque ofrece un sinfín de herramientas y posibilidades que optimizan la administración y el funcionamiento de cualquier negocio. Sin embargo, migrar a los entornos cloud no es algo que ocurra de la noche a la mañana. Por el contrario, es un proceso que requiere tiempo y planificación.

Por ello, en este artículo te acercamos una breve guía de migración a la nube con todo lo que necesitas saber antes, durante y después de comenzar tu viaje al maravilloso mundo de las plataformas cloud.

¿Qué significa migrar a la nube?

La migración a la nube es un proceso complejo. ¿El motivo? Los entornos cloud implican la movilización de la infraestructura digital de una organización a servidores descentralizados de alta disponibilidad. Es decir, migrar a la nube implica un complejo intercambio de información, aplicaciones y procesos informáticos entre entornos de distinta naturaleza. Y si bien el cambio requiere una gran preparación previa, los resultados valen la pena, ya que la nube ofrece un sinfín de posibilidades que permiten un trabajo organizacional más eficiente.

Los beneficios de migrar a la nube

Permite ahorrar dinero: la nube tiene planes y precios para todo tipo de presupuesto que se adaptan a las necesidades de los usuarios. Además, el cloud computing te ofrece la posibilidad de pagar solo por aquello que utilices. Una excelente forma de ahorrar en gastos superfluos.

Brinda una mayor seguridad: las plataformas cloud cuentan con un conjunto de tecnologías que mantienen protegida la infraestructura digital de una organización en todo momento. En este sentido, la naturaleza remota de los entornos en la nube representa una dificultad extra para cualquier atacante ya que permite almacenar la información en ubicaciones seguras e inaccesibles que aplican los últimos avances en cifrado de datos. Entre las herramientas de seguridad más importantes se encuentran:

  • Gestión de Identidades y Accesos (IAM): herramientas que crean identidades digitales para cada usuario y permite supervisar y restringir su acceso a la información según sea necesario.
  • Prevención de la pérdida de datos (DLP): recursos que utilizan reglas organizacionales para proteger material confidencial y que ayudan a evitar la pérdida accidental o deliberada de información.
  • Gestión de información y eventos de seguridad (SIEM): automatiza la supervisión, detección y respuesta a las amenazas en entornos basados en la nube.

Ofrece mayor flexibilidad: por su naturaleza remota y descentralizada, el cloud computing facilita el acceso a la información en cualquier momento y desde cualquier lugar. Esto permite un trabajo colaborativo y simultáneo mucho más efectivo.

Facilita el crecimiento: si la infraestructura crece, la nube escala junto a ella. Por el contrario, si los recursos contratados disminuyen, los servicios ofrecidos se ajustan inmediatamente al nuevo escenario.  Por ejemplo, si tus aplicaciones están corriendo en máquinas virtuales y estas comienzan a recibir más tráfico de lo normal, la nube te permite aumentar la capacidad de VMs automáticamente, y suplir la demanda.

Simplifica las tareas de mantenimiento: los proveedores y sus desarrolladores trabajan periódicamente para garantizar infraestructuras seguras e innovadoras. Las actualizaciones de los sistemas son automáticas y se ajustan a las últimas tendencias y tecnologías del mundo digital.

Aumenta la disponibilidad: Los proveedores en la nube te permiten mantener tus sistemas funcionales en distintas zonas geográficas con el fin de garantizar una alta disponibilidad. Si en alguna de estas regiones ocurre un problema, los servidores de las otras zonas permiten que la infraestructura se mantenga en línea.

Modelos de implementación de la nube

 Nube pública

La nube pública está disponible para todo el mundo. Bajo este formato, los datos se crean y almacenan en servidores de terceros. Estos servidores pertenecen a proveedores que administran y gestionan la infraestructura, sin la necesidad de que las empresas adquieran su propio hardware. Asimismo, los proveedores ofrecen la posibilidad de poder escalar los recursos contratados en caso de que sea necesario.

Nube privada

Desde el punto de vista técnico, hay pocas diferencias entre una nube pública y privada. ¿La principal? La nube privada ofrece los servicios informáticos de manera exclusiva a algunos usuarios y no al público general. De este modo, la nube privada aporta a las empresas gran parte de las ventajas de la nube pública (como autoservicio, escalabilidad y elasticidad), pero con el control y la personalización disponibles en los recursos dedicados a través de una infraestructura local.

Nube híbrida

Una nube híbrida combina la infraestructura on-premise, o una nube privada, con una nube pública. Esto permite que los datos y las aplicaciones se muevan entre los dos entornos. ¿El resultado? más flexibilidad, diversas opciones de implementación y mayor seguridad.

Etapas de la migración a la nube

Como cualquier proceso de cambio, la migración a la nube no ocurre de la noche a la mañana, sino que atraviesa distintas etapas:

Evaluación:  durante esta fase las organizaciones contemplan dar el paso a un nuevo mundo de posibilidades, una etapa donde se interesan por conocer las ventajas de migrar a los entornos Cloud. De este modo, se analizan los costos y se comparan las plataformas que mejor se adecuan a las necesidades del negocio.

 Identificar e involucrar a las partes interesadas: durante esta etapa los administradores deberán identificar a los actores claves para planificar y comenzar la migración.

Crear un plan estratégico: en esta fase se establecen los objetivos y prioridades que se buscan alcanzar luego de la migración. De esta manera, se puede planificar una mudanza con herramientas que ayuden a satisfacer estas metas de manera sencilla.

 Planificación: una vez que la organización ha decidido dar el salto, es necesario recibir el asesoramiento de expertos. En esta etapa se definen las estrategias concretas para preparar la infraestructura para la migración final a la nube.

Relevamiento: se terminan de definir las personas y los equipos que se harán cargo del proceso. Se finaliza con la preparación de la información necesaria para comenzar con la migración. También se realizan las pruebas y los ajustes necesarios para asegurarse que todo saldrá bien.

Ejecución: es hora de migrar y de ejecutar lo planificado.

 Pruebas: las organizaciones comienzan a experimentar con los entornos Cloud. Se realizan los ajustes necesarios para adecuarse a los flujos de trabajo y comprobar que salió todo bien. Es momento de disfrutar y, sobre todo, de seguir aprendiendo.

Migrar a la nube para ampliar tus posibilidades

 Cada organización es única y presenta necesidades exclusivas. Por ello, migrar a la nube es un proceso complejo, que varía según el contexto y que requiere de planificación. Por fortuna, el proceso de migración a la nube es elástico y adaptable a cualquier estructura. Sin embargo, requiere de un trabajo arduo que debe realizarse escalonadamente. Desde la evaluación de tus activos digitales hasta la realización de complejas pruebas de seguridad, la migración a la nube involucrará a todos los departamentos de una organización. ¿El resultado? Formar parte de un mundo en constante evolución que se nutre de una enorme cantidad de posibilidades listas para ser aprovechadas.


Dar el salto a la nube requiere de expertise y conocimiento, por ello en Nublit desarrollamos un servicio de Cloud Migration que se adapta a las necesidades de tu organización.

Contamos con profesionales que te acompañan durante todo el proceso para asegurarse de que tu migración a la nube cumpla con los requerimientos necesarios para lograr la excelencia operativa.

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